Agostado

Borges habla del tamaño de su esperanza y yo cuestiono mi ambición. Merendé azúcar de frío con Regina, y recordamos porque nuestras suelas prefieren Corrientes, ese murmullo del gatillo de la analógica, el bar de siempre, el 2x1 de los libros, las propuestas indecentes, las promesas, los discos y la superstición. Éste mes exige, entona y agota. No escribo bajo el imperio de la emoción, muere con el tango. Octava ambición. Agostina, agotada, agosto.

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